Eldrin, el mago fotógrafo, descubre una cámara que revela secretos ocultos, iluminando misterios del mundo antiguo.
Eldrin el mago era famoso no por sus pociones, sino por su cámara encantada. Recorría ruinas, bosques y castillos en ruinas, esperando capturar las maravillas del mundo. Sin embargo, sus fotos nunca eran del todo como las de los demás; cuando las revelaba en su cuarto oscuro, aparecían cosas ocultas: fantasmas desvanecidos, puertas olvidadas, símbolos secretos. Un atardecer, Eldrin encontró una vieja cámara polvorienta enterrada en un cofre bajo la torre más antigua de su casa. A diferencia de sus otras cámaras, esta brillaba con runas doradas y tenía una lente que resplandecía a la luz de la luna. Cuando Eldrin miró a través de ella, vio destellos de mundos perdidos: antiguas procesiones, escaleras ocultas, mapas que aparecían solo bajo la luz de las estrellas. Comenzó una búsqueda, siguiendo las pistas de sus fotos mágicas. En un templo olvidado, una imagen reveló un mural que cobró vida, mostrando la historia de una antigua civilización que una vez gobernó la tierra. En una cueva detrás de una cascada, otra foto mostraba huellas dejadas por los primeros magos, su viaje aún resonando en las rocas. En el camino, Eldrin hizo amigos: un zorro que podía ver a través de las ilusiones y un cuervo que recordaba cada secreto jamás contado. Juntos, armaron rompecabezas, despertando recuerdos que el mundo casi había olvidado. El álbum de Eldrin se convirtió en un tapiz del tiempo, demostrando que, a veces, los mayores misterios esperan a quienes miran un poco más de cerca.