Una fábula sobre Emma la zorra, quien descubre cómo una sola palabra amable puede cambiar el mundo que la rodea, y a ella misma.
En un tranquilo prado, Emma la zorra tenía un poder secreto: siempre decía palabras amables. Si alguien tropezaba, Emma decía: '¡Volverás a correr en un abrir y cerrar de ojos!' Cuando el río estaba bajo, les decía a los peces: '¡La lluvia llegará pronto, no se preocupen!' Sus palabras calentaban los corazones como el sol. Una mañana ventosa, Emma encontró a Toby el tejón de mal humor después de perder una carrera. 'Hiciste lo mejor que pudiste, y eso es lo que cuenta,' le dijo Emma. Toby sonrió e intentó de nuevo al día siguiente. Mientras Emma continuaba sus paseos, notó más sonrisas y menos discusiones. El prado se volvió más amigable, e incluso los animales más tímidos se atrevieron a hablar. Un día, Emma resbaló y cayó en un charco. Avergonzada, intentó reírse, pero se sintió pequeña. Entonces los animales se reunieron a su alrededor. '¡Siempre eres tan valiente, Emma!' dijeron los ratones. 'Estamos orgullosos de ti,' añadieron los pájaros. Al escuchar sus palabras amables, el corazón de Emma se hinchó. Se dio cuenta de que la amabilidad siempre regresa. A partir de ese día, Emma se aseguró de que cada criatura en el prado escuchara al menos una palabra amable al día. Y el prado floreció con alegría y amistad, todo gracias a la magia de la amabilidad.